miércoles, 2 de octubre de 2013

CuentaCuentos: "A través de las nubes, allí hay un atajo que te lleva a la luna de verano" (2)

"A través de las nubes, allí hay un atajo que te lleva a la luna de verano. Esa fue la primera excusa tonta que se me pasó por la cabeza para hablar contigo aquella tarde. Te había visto todos los días de aquella última semana. Utilizabas el parque como si fuera una biblioteca. Siempre con la vista fija en las palabras y la imaginación muy lejos de aquel lugar. Reconozco que no fui muy original pero tu sola presencia me nublaba la razón. Esa solo fue una primera vez de muchas. Mi imaginación siempre iba un paso por delante de la tuya. Intentaba sorprenderte en cada paso, en cada gesto, en cada mirada, en cada sonrisa. A partir de ese día me prometí que estaríamos siempre juntos.

Eras tan delicada como un cristal que parecía que estaba a punto de quebrarse pero que resistía estoicamente con una sonrisa en los labios. Esos labios suaves que dibujaban estrellas en mi cuerpo desnudo, que pronunciaban mi nombre y le daban sentido a mi vida. Los mismos que enmudecieron aquella fría mañana de abril después de que sonara el teléfono. La ilusión se asomaba a mis ojos a la vez que tu corazón se quebraba. Nos prometimos que nada cambiaría, que nuestra unión sería más fuerte que el destino que nos quería separar, nos prometimos un amor que fuera eterno, cuentos para poder dormir y abrazos para despertar. Nos prometimos tantas cosas que me cuesta recordarlas todas. Me prometí no olvidarte cuando intentabas disimular que te caías a pedazos mientras mi tren partía.

Tus cartas eran lo único que me mantenía con vida en la distancia. Tus cartas olían a ti, a los pastelitos de limón de las seis, a pasión, a felicidad. Las releía una y otra vez intentando que salieras de ellas y te materializaras. Cerraba los ojos y te imaginaba escribiéndolas, leyendo las que yo te mandaba, con la mirada perdida en el horizonte. Tu ultima carta me dejó roto. Roto por dentro, destrozado, roto por fuera, muerto. Cogí un papel y empecé a escribir, y escribí hasta que me dolieron las manos. Una carta tras otra sin obtener contestación ninguna. Mi cabeza giraba como una noria a toda velocidad intentando darle una explicación que se me negaba.

El tiempo me dio la perspectiva necesaria para entender tus actos. No habías podido soportar la distancia y habías encontrado a otra persona que te hacía sonreír como yo lo hice en su día. No te culpo. No fui capaz de darte lo que te merecías, te pido perdón. Dejé de escribirte, si estabas con alguien más no iba a ser yo el que te negara la felicidad que necesitabas. Esta será la última. Ni siquiera se si las lees o las tiras sin abrir. Solo tengo la necesidad de escribirte, de decirte que nunca habrá otra persona que pueda ocupar mi corazón porque tú nunca te irás de él. Dile que te cuide mucho, ya que yo ya no puedo.


Se feliz sin mi, siempre tuyo."


1 comentario:

  1. Al final sucede que nos cerramos puertas nosotros mismos, que nos olvidamos que hay un otro que también tiene algo que decir. Lo que sucede es que nunca fuimos fuertes para escuchar verdades que no se pueden soportar, porque cuando el corazón quiere y la distancia se interpone, el latido se hace tan fuerte que no deja escuchar a la razón.

    Jara.

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