viernes, 5 de julio de 2013

Hoy estoy muy enfadada

Hoy es el típico día en el que estoy enfadada con el mundo, en el que todo me molesta, en el que si me roza un rayo de sol soy capaz de montar en cólera porque no me ha pedido permiso para tocarme. Hoy es de esos días en los que me gustaría decir todo lo que pienso, pero no sin que me escuchara nadie, sino precisamente decir las cosas para que quien tenga que oírlo se entere y se entere bien. Y te diría tantas cosas, vaya si te las diría. Hoy sería capaz de decirte que no entiendo porqué me exiges cosas que luego ni siquiera tú eres capaz de cumplir, porqué pones mala cara cuando no consigo llegar a tus espectativas, esas a las que sabes que por mucho que me esfuerce no voy a poder ni acercarme. Hoy estoy tan enfadada que sería capaz de echarte en cara todo lo que he callado durante tanto tiempo, todo lo que estos días no me gusta de ti empezando por tu cabezonería, por tus miradas ausentes, seguir por las exigencias, por tener que estar siempre dándote las gracias por nada y los perdones por todo. Porque hoy no quiero callarme, porque no me da la gana. Porque quiero desafiarte, aguantarte la mirada, quiero que te enfades conmigo lo mismo que estoy yo de enfadada contigo y con el mundo, porque quiero que te acerques sin dejar de mirarme y verte por dentro, sentir como se revuelve la bilis en tu estómago y se asoma a tus ojos. Ver como dominas tu ira, como la encierras con tu piel y sentir como intenta escaparse por cada poro, olerla. Hoy quiero que te enfades, que sientas la sangre correr por tus venas a la misma velocidad que corre por las mías. Quiero temblar de miedo a cada palabra que salga de tu boca pero no demostrarlo, seguir aguantándote la mirada como si no lo sintiera, como si no supiera qué está pasando. Quiero echarte en cara todas las noches, los días, las horas, los minutos, los sueños, las pesadillas y hasta los besos. No quiero dejar nada dentro de mi, quiero que sepas lo enfadada que estoy por todo. No quiero perdonarte ni que me perdones ni me importa que te esté decepcionando. Lo que quiero es que me mires así, con fuerza, sentir que te importo, que sigo ahí entre tus prioridades, que soy tuya, sentirme tuya. Quiero que me repliques porque yo no voy a dejar de hacerlo, necesito que me aguantes, que me ignores, que te enfades conmigo, que me pares los pies cuando suba el tono de voz, que me digas que ya basta, que me estoy portando como una niña pequeña con una rabieta. Hoy necesito que me castigues como tal, que me lleves al límite y que lo rompas, necesito sacar fuera de mi esa ira que me invade. Hoy te necesito más que nunca, necesito llorar, romper esa barrera, llorar, gritar, caer. Necesito que estés ahí, que seas mi pared y que me aguantes. Necesito sacar mi odio, mi enfado, mi carácter, que estés ahí para soportarme y para recogerme luego. Que me abraces cuando me ahogue con mis lágrimas, cuando ya no pueda más, cuando me fallen las fuerzas para seguir de pie sosteniéndote la mirada desafiante. Lloraré y seré un mar de lágrimas durante mucho rato, seguiré balbuceando reproches, uno peor que el otro. Necesito que me escuches en el silencio de tu abrazo, fuerte, sin soltarme. Necesito sentir que sigues ahí, olerte, tocarte, que me recojas el  pelo y me digas al oído que ya pasó, que ya está fuera y no va a volver. Y quedarnos así, tanto tiempo como sea necesario hasta que de mis lágrimas solo queden unos ojos rojos e hinchados y de tu enfado solo quede una mirada traviesa y una media sonrisa. Hoy necesito que sea así, te necesito aqui, te necesito a ti.