lunes, 13 de mayo de 2013

CuentaCuentos: "Pocos lo saben, pero existe otra Biblia"

Pocos lo saben, pero existe otra Biblia, la de tu cuerpo. Vino a mí el día más inesperado y me puse a leer. Empecé por tus manos, suaves, delicadas, con dedos finos y gráciles y unas uñas naturales, sin pintar. Unas manos que continuaban por unas pequeñas muñecas, algo huesudas, pero no por ello menos hermosas. En una muñeca el reloj, en la otra iban rotando diferentes pulseras. Debo admitir que la que más me gustaba era la roja, resaltaba el color de tu piel. El siguiente capítulo era tu pelo. Largo, ondulado, lo justo para poder manejarlo a tu voluntad, a veces liso, a veces rizado, pero siempre suave. El color variaba según la intensidad de la luz. Mis dedos se perdían entre tu pelo durante horas. Las mismas horas que pasabas apoyada en mi hombro con los ojos cerrados, respirando pausadamente, dejándote llevar por las caricias.

Lo siguiente que leí fueron tus piernas. Asomaban tímidamente bajo tus pantalones pirata, a veces bajo tus faldas y muy rara vez bajo pantalones cortos. Siempre me pregunté el motivo de querer esconder aquellas piernas tan bonitas bajo una capa de tela. Me volvían loco las medias. Jugaba a adivinar el color del liguero que suponía que las sujetaba, negro, rojo, blanco, según la ocasión. Aquellas preciosas piernas acababan en dos pequeños pies alargados. Siempre cubiertos, siempre escondidos, a excepción de unas sandalias que apenas usabas. Delicados hasta el extremo, siempre con alguna herida, siempre con tiritas. El mejor momento para verlos era justo después de la ducha, todavía salpicados con algunas gotas rebeldes que no se habían quedado en la toalla, justo antes de que desaparecieran entre las zapatillas de casa o dentro de los calcetines.

Sin lugar a dudas el capítulo de tu espalda lo leí con dedicación más de una vez. Admiraba su forma, sus curvas. Me perdía contando tus lunares, uno a uno, trazando constelaciones entre ellos, buscando la manera de dibujar un mapa que me llevara hasta tus tesoros más ocultos, que me revelara tus secretos, como si yo fuera un marinero perdido y tú una isla de playas vírgenes. Y los encontré, o creí encontrarlos, en el capítulo que me habló de tus pechos. Su forma, su ofrecimiento, su calidez. Descubrí cada hondonada, cada pliegue, cada rincón secreto. Leí cada centímetro de tu piel como si fuera parte de la mía. Escondí besos y sueños en tu ombligo para que nadie más los encontrara y continué a través de tu cuello y tus labios hasta llegar a tu sexo.

Leí también sobre cicatrices. De las de fuera apenas una en la rodilla, casi inapreciable, otra en la ceja, muy bien disimulada. Las demás, por dentro, tantas que es uno de los capítulos más largos. Cada una de ellas marca un rasgo de tu personalidad, esa que me hace estremecer cada vez que hablas o haces algún gesto. Establece un diccionario al que acudo cada vez que descubro algo nuevo en ti, tu forma de mover el cuello para relajarte, tu forma de mirar a través de la ventana, tu sonrisa.

Tantas veces te leí que te aprendí de memoria. Navegué en el mar de tus ojos hasta quedarme sin aliento noche tras noche perdido entre tus letras. Así fue como me dejé seducir por ti, como te idealicé y te hice mía. Fui egoísta y no quise compartirte con nadie, no podía consentir que otra persona te leyera como yo lo hacía, que encontrara los tesoros que con tanto esmero había estado escondiendo en tu cuerpo, así que lo hice. Te quemé. Te quemé y ardiste, ardieron las letras, el deseo, los sueños. Pocos fueron los que te leyeron antes que yo, ellos lo sabe, ellos conocieron la Biblia de tu cuerpo, pero ya ninguno más podrá hacerlo. Vivirás eternamente aquí, en mi recuerdo.







Todo esto y más, gracias al CuentaCuentos

4 comentarios:

  1. Hola Wannea hacía mucho que no comentaba, solo lo hice una vez que yo recuerde... Y no sé porqué no lo he hecho más ya que he leído todas y cada una de tus entradas, y todas y cada una de ellas me han dejado igual de impactada.
    Siempre me sorprendes gratamente, me encanta como escribes, la imaginación que tienes y lo bien que te desenvuelves con la ayuda de una sola frase.
    No sé, para mí tiene mucho mérito lo que haces.
    Un beso y hasta pronto, o eso espero...

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  2. Me has dejado impresionada de principio a fin. Con un comienzo tan romántico y tierno no esperaba para nada un cierre tan rotundo y demoledor. ¡Formidable!

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  3. Pues que egoísta... ese tipo de lectura es para compartir... jeje... Fuera bromas, me ha seducido la forma de describir la fisionomía del cuerpo...
    Besotes. Mundoyas

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  4. Vengo de leer el de Sechat y da escalofríos pensar en la coincidencia que partiendo de dos biblias se acabe en dos muertes a cual mas violenta.
    En su relato la ambición hacia el mundo, y aquí una óptica contraria, desde el mundo hacia la persona, convirtiendo a ella en su universo particular y privado. Trazas un magnífico mapa y una realidad que tristemente no es ficción.

    Muy bueno! Un abbraccio

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