lunes, 4 de marzo de 2013

CuentaCuentos: "Y el baúl se quedó vacío"

Y el baúl se quedó vacío y de sus ojos brotaron lágrimas sin quererlo. El baúl se había ido vaciando a medida que ella había ido ganando años. Recordaba como si fuera ayer el día en que empezaron a llenarlo, los dos juntos. "Lo llenaremos de nuestros momentos" se decían, "Lo llenaremos de besos y abrazos para que puedas sentirlos siempre que quieras", y se besaban, y algún beso dejaban caer en el baúl que los acogía en silencio. Había ido racionando aquellos besos según los necesitaba, besos en la frente en las noches de insomnio, para poder dormir; besos en el cuello en las noches en las que recordaba sus manos acariciando sus caderas, largas noches de susurros y miradas cómplices. Para las noches frías reservaba los abrazos, aún tenían su olor que lo impregnaba todo cuando llegaba. En el baúl no todo eran momentos felices, también había sitio para el odio y el rencor, en las peleas siempre se colaba algún grito, algún mal gesto. Esos también los había gastado ya, cuando se empeñó en olvidarle, en creer que él no era para ella. Cuando cerró la puerta con un portazo y un adiós y ambos se separaron. No volvieron a encontrarse.

Ahora el baúl estaba vacío, tan vacío como ella. Ya no cuenta las cicatrices que le fue dejando en su corazón, sino las arrugas que fue creando en su cuerpo el irremediable paso del tiempo. Se pregunta cómo hubiera sido y sólo le responde el silencio, el mismo silencio que ahora llena el baúl, el mismo silencio que acompaña sus lágrimas, ese silencio que la acompaña en las noches frías y que impregna su vida. El baúl se vacía y sus fuerzas se acaban. Es la hora de los reproches, de los porqués, de los y si hubiera, de los tal vez. El pasado no vuelve y el futuro no espera. En otra vida quizá vuelvan a encontrarse, con otro rostro, otro nombre y otro cuerpo, quizá sus miradas vuelvan a cruzarse como aquella primera vez en una estación de metro o quizá solo se crucen en sueños o quizá ni eso. Poco a poco se recuesta en su sillón, suspira y su recuerdo inunda su mente, cansada, cierra los ojos sin saber si llegará a ver un nuevo amanecer.



Todo esto y más, gracias al CuentaCuentos

4 comentarios:

  1. ¿Y no es más importante ser feliz en llenar el baúl de cosas bellas y buenas? Las historias terminan, pero la vida sigue.
    Un beso, linda,
    Luna

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  2. La pregunta de Luna llena más que cualquier respuesta o comentario.
    Tu relato va desvelando todo aquello que permanece, que nunca olvidó ni olvidará, todo aquello que al cerrar los ojos no hace sino cerrar suavemente un baúl que nunca, nunca quedará vacío.

    Un abbraccio!

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  3. El problema es dejar de llenar el baúl de besos, de abrazos, de sonrisas... deberíamos tener una llave que lo cerrase en cuanto llega lo malo, para sólo vivir con los buenos recuerdos y los tiempos mágicos.

    No hay que dejar en la cajita de recuerdos lo malvado, lo soez, lo quiebra-corazones, de eso está cargado el día a día.

    Abrazos.

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  4. Bonito, esa manía de aferrarse a algo. Ya sea un baúl lleno de besos... o simplemente recuerdos. No porque no haya que guardarlos y disfrutarlos sino porque nos abandonamos en ellos cuando en realidad se trata de seguir hacía ese futuro que no espera y descubrir si nos ofrece algo mejor que lo que ya hemos disfrutado.

    Un abrazo cuentacuentos.

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